Nos abrigamos, pues la mañana estaba fría. Cruzamos el pueblo, y despúes el puente sobre el río Braña, para continuar por la carretera. No hace falta llevar agua, pues a lo largo del camino, encontramos varias fuentes. A pocos metros encontramos la primera: "Fuente la Salud"
Seguimos por la carretera, paralela al río, hasta el Molín de Peón. Aquí cruzamos el puente sobre el río Pino y entramos en una pista de tierra que rápidamente va cogiendo altura. Al fondo ya se deja ver Peña Panda.
Mientras avanzamos entre prados, cercados de avellanos en muchos casos, vamos contemplando la hermosa panorámica que nos ofrece el pueblo de Pino, y la montaña del Cuetu.
Seguimos subiendo, adentrándonos, ahora, en un bosque de castaños. Algunos ejemplares como éste, no dejan de sorprendernos, pues no entendemos si nos saluda, o nos asusta.
De vez en cuando, la pista nos ofrece pequeños descansos, para poder acometer con más fuerza el repecho siguiente.
En esta fuente "Les Galilanceras" hacemos un pequeño descanso para rellenar nuestras botellas de agua.
Al poco de pasar la fuente, este puente, de madera, nos adentra en las foces del Río Pino.
Pasada esta portilla nos encontramos con la zona más encajonada. Este camino, cuenta con gran antigüedad, se cree que pudo ser utilizado por los romanos.
También fue lugar de paso para los peregrinos de Camino de Santiago, que utilizaban el puerto de Vegará para trasladarse a San Salvador de Oviedo.
LLegamos ahora a este ingenioso puente de piedra. Al cruzarlo nos colocamos en la margen derecha del arroyo. Este camino también es utilizado por los vaqueros que tienen sus ganados en las brañas de Caniella, la Palmián, El Fondíl, Pedrosu o Les Campes.
La fuerte correiente, de las aguas del río Pino, fue erosionando la roca caliza de Peña Redonda, dano lugar a un estrecho paso entre estos espectaculares farallones de paredes prácticamente verticales.
Llegamos al valle El Posaeru. En el cruce de caminos una señal nos indica a La Caniella que es la ruta AS-31. Como esta ruta ya la hicimos, hace algún tiempo, decidimos cruzar el puente de madera y tomar dirección a Peña Redonda.
Comenzamos con una costosa subida, por este tradicional camino empedrado de origen romano, que hace que ganemos altura rápidamente, mientras entramos en el valle del Fondil.
Mientras contemplamos varavillosas vistas, la subida, se va haciendo cada vez más difícil.
Pasamos por el Mayáu del Fondil, donde se encuentran varias cabañas diseminadas.
Pasadas las cabañas, el camino se transforma en un sendero de piedra suelta, barro y con pronunciada pendiente.
Seguimos subiendo, y seguimos disfrutando de espectaculares vistas de los impresionantes farallones. En algunos momentos, el pequeño sendero se pierde por la nieve, que ya comienza a hacer acto de presencia.
Poco a poco el sendero desaparece, tapado por la nieve, lo que dificulta nuestra marcha. Aquí, decidimos dar por finalizada nuestra subida y buscar un lugar algo resguardado para comer el bocata y comenzar el camino de regreso.
Es una ruta bella y hermosa, con un recorrido espectacular bajo los impresionantes farallones de caliza, admirando el empedrado, que después de tantos años ahí sigue para nuestro disfrute, y siempre acompañados de la música producida por las continuas cascadas de limpia y espumosa agua.
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