Llegamos al pueblo de Campiellos, aparcamos el coche en la plaza y comenzamos nuestra ruta (hay un panel informativo de la ruta). Arriba, vigilante, ya tenemos La Xamoca.
Atravesamos la plaza, y recorremos alguna de sus calles hasta llegar a la parte alta del pueblo, para tomar la pista ganadera que vamos a seguir.
Rápidamente entramos en una zona de bosque, principalmente de castaños, donde las primeras castañas caídas nos invitan a ir cogiendo alguna.
Seguimos subiendo por la pista de tierra y llegamos al collado del Arcu.
Según vamos tomando altura la pista se despeja, un claro en el bosque nos permite contemplar Sierra del Crespón y delante de él los repetidores de teléfono y televisión.
Siguiendo nuestro caminar, siempre por pista, llegamos a la collada Ricau pasando junto a esta cabaña, custodiada por un perro poco ilusionado con nuestra presencia.
Caminamos ahora por la collada de Canigüe protegidos por este cierre de alambre que nos hace de cortamiedos.
Vista de la Crespas
Dos árboles del bosque nos permiten comenzar a divisar el pico La Xamoca y a su izquierda el collado Saus.
Seguimos subiendo ahora con fuerte pendiente y siempre con el referente del pico La Xamoca.
En una pronunciada curva a la izquierda, se encentra el mirador de Lombetín, que nos ofrece esta bonita panorámica de todo el arroyo de Comillera.
Pasamos la majada de Currascáu dejando atrás una cabaña restaurada.
Vista de los Corrales de la Braña situados en las praderías bajo el collado Saus.
Vista desde el mirador con el embarlse de Tanes al fondo.
Praderas bajo el pico La Xamoca
Continuamos la pista y muy cerca del mirador se encuentra una pequeña laguna, hoy prácticamente seca por la escasez de lluvias.
En esta majada de Llagos se encuentra un conjunto de cabañas restauradas, donde finaliza la pista.
Con una fuerte subida, por las praderías de la majada le Llagos, llegamos a la fuente abrevadero. Asomando Pico la Xamoca.
Con espectaculares vista, un grupo de caballos disfrutan de estas verdes praderas, bajo el pico La Xamoca.
Decidimos seguir la indicación a Unqueru sin subir la pico (lo hicimos hace un tiempo). El sendero nos introduce en un bosque encantado, donde el caminar en un laberinto de rocas, hayas y avellanos nos hace creer que algún duendecillo travieso y juguetón puede hacernos en cualquier momento una de sus travesuras.
Seguimos soñando, mientras continuamos la ruta marcada.
Salimos del bosque y continuamos hasta Collau Les Campes. Desde aquí las vistas son espectaculares. Al fondo vemos el collado de Unqueru.
Contemplando una expléndida vista del collado de Unqueru decidimos dar por terminada la ruta y volver por el mismo camino.
Es un paseo por una zona realmente hermosa, entre bonito bosque, extensas praderías y siempre acompañados de unas vistas espectaculares. Este tramo puede hacerse acompañados por niños o personas mayores.
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