lunes, 28 de octubre de 2013

Bermiego - Puertos de Andrúas

A través de la carretera AS-229, nos acercamos a Proaza, Caranga, Las Agüeras y en el lugar denominado La Muela, tomamos la desviación a la izquierda para acceder al pueblo de Bermiego.




Bermiego es un bonito pueblo situado en la falda de la Sierra del Aramo. A la entrada del pueblo, aparcamos el vehículo mientras, estas casas observan nuestra llegada.
El pueblo se encuentra dividido en dos barrios. Comenzamos dando una vuelta por las pequeñas callejuelas del barrio Tarrío (en la parte baja), contemplando típicas casas de aldea con el horno para hacer el pan.






Al lado de las casas se pueden ver varios de sus hórreos, bajo los cuales descansan algunos aperos de labranza tradicionales.



Atravesamos el barrio hasta encontrarnos este roble milenario,"Rebollo de Bermiego", situado junto a la capilla de San Antonio.Junto al rebollo parte una pista en pronunciada subida, pero con una espectacular vista. 




Contemplamos sobre un altozano la iglesia de Santa María y a su lado el milenario texu (dicen que es el más viejo de Europa)




Llegamos al barrio alto del pueblo, denominado "El Llano". Cruzamos este barrio y al final tomamos la pista de la Mortera.


Por una pista hormigonada con fuertes repechos, vamos tomando altura entre praderías cercadas de piedra. Abajo dejamos el pueblo de Bermiego con sus dos barrios. Al otro lado del valle nos vigila atentamente el pico Gorrión.



Después de un rato, caminamos por una pista de tierra con una subida mucho más liviana. Pasamos por las cabañas de Moratín.




Abandonamos la pista para tomar a la derecha una caleya empedrada, que en algunos momentos está prácticamente cerrada por la maleza.




Esta caleya desemboca en la Ermita de la Merced, junto a la capilla se encuentra una fuente con abrevadero.




Ahora continuamos nuestra ruta por este bonito tapizado, hasta llegar a una cabaña donde nos incorporamos nuevamente a la pista.




Bajo la falda del Aramo comenzamos a contemplar las brañas de Linares.




Cruzamos la zona de Linares con sus espaciosas praderías cercadas por muros de piedra y numerosas cabañas bien conservadas.




Seguimos nuestra ruta hasta llegar a esta portilla, colocada para impedir el paso del ganado.




Pasada la portilla, por una pista de tierra, entramos en un pequeño bosque de avellanos y robles.



Continuamos por un fácil y placentero camino. Pasamos la fuente Bumbio y llegamos a las amplias y verdes praderas del collado Pando de la Mortera.




A nuestra izquierda vamos dejando la sierra de Tene




Desde aquí podemos contemplar los picos de La Airúa y el Naval. Al fondo en las camperas observamos lejano el "Corro de Buxana" en la braña del mismo nombre.



La senda ahora desciende y se adentra en el intrincado bosque de Requirietas donde predomina el carrascu. El sendero está muy embarrado y nos dificulta la marcha. Algunas veces el barro nos pasa por encima de las botas. 20-



Salimos del bosque y ante nosotros los puertos de Andrúas. Extensas praderías salpicadas de acebos conocidas como el "jardín del Aramo" son ¡Un verdadero paraíso natural!.






Contemplando esta maravilla y sabiendo que tendríamos que volver a cruzar el difícil barrizal, decidimos poner fin a nuestro paseo retornando por el mismo lugar.

viernes, 18 de octubre de 2013

Ruta de Los Molinos - Bimenes

Llegamos al pueblo de Rozadas. Tomamos la desviación a Melendreros, y enseguida tomamos otra desviación a la derecha que nos lleva a La Llera. Cruzamos el puente "La Llera" y a unos metros encontramos el panel indicativo de la ruta y un pequeño aparcamiento.




De aquí sale un sendero que nos baja hasta el río Prá, lo cruzamos por este puente de madera.




Pasado el puente, nos encontramos en una pista de tierra que en leve subida, discurre entre robustos árboles y verdes prados.



La pista pronto pasa a ser un sendero que nos introduce en un frondoso bosque de castaños, robles y avellanos.




Disfrutando de lo que este bonito bosque nos ofrece, encontramos el primer molino "Molín del Barrial"




Junto al molino se encuentra esta pequeña cascada con un remanso.



Continuamos nuestro camino, ahora fácil y placentero, al abrigo de los árboles, que sirviéndonos de sombrillas naturales nos protegen de los rayos del sol.




Pronto una pequeña subida nos vuelve a recordar esos tres meses sin hacer nada.




Siguiendo la ruta por este precioso bosque una desviación a la derecha nos lleva al molín del Ferreru, éste se encuentra totalmente derruido, pero colocado en un bonito lugar del río.



Volvemos a la senda principal y continuamos subiendo por nuestra ruta. De vez en cuando el bosque da paso a algunos prados.





Pasamos el molín de Máxima





Por este puente de madera cruzamos el río y comenzamos una pronunciada subida.




Ahora siguiendo por la margen izquierda del río y por este empinado, estrecho y empedrado sendero, cruzamos el frondoso bosque.


Aquí, junto a los castaños, encontramos este tradicional corro restaurado. Los corros eran construcciones circulares de piedra que nuestros antepasados utilizaban para conservar las castañas durante varios meses.




Caminar entre estos castaños centenarios donde destacan los caboxos (ejemplares de gran porte y tronco hueco) es un verdadero placer.




Después de un rato subiendo, ahora nos toca nuevamente bajar hasta el río que volvemos a cruzar ahora por este puente.




Nos encontramos nuevamente en la orilla derecha del río y seguimos arropados por enormes castaños que... ¡no dejan de sorprendernos!




Salimos del bosque, lo que nos permite disfrutar de esta panorámica.




Son ahora los helechos los que pretenden impedirnos el paso.





                   Capricho de la naturaleza.



Llegamos al molín de Milio. A su puerta, una de las muelas testigo y recuerdo de sus años de esplendor. Estas muelas eran la pieza usada para conseguir una harina más gruesa o más fina.




Salimos nuevamente a la ruta principal y un empinado sendero nos sube hasta el molín de Honorio.



Mientras subimos, disfrutamos de la música producida por las cascadas que el río con el paso del tiempo ha ido labrando en las piedras, buscando paso para seguir su curso.



Acompañados por el murmullo del río llegamos al molín de Honorio, perfectamente rehabilitado y situado junto a una bonita cascada. Es en este punto donde termina la ruta y después de gozar y deleitarnos con esta paz y tranquilidad no nos queda más que tomar el camino de regreso que haremos por el mismo sendero.



Es una ruta fácil, pero cargada de belleza por el bonito bosque que recorremos, las pequeñas cascadas que el río nos va regalando, y como no los preciosos molinos de agua, fruto del trabajo y esfuerzo de nuestros antepasados y que eran utilizados para hacer la harina del maíz, centeno y escanda que cosechaban.

lunes, 7 de octubre de 2013

Ruta (Llanes - Cué - Playa de Cué - Playa de Toró - Llanes)

Aprovechando que estamos en Llanes, que el verano ha comenzado a dar paso al otoño y con un día entre claros y nubes pero todavía con calor, vamos a dar uno de nuestros habituales paseos.



Salimos del centro de Llanes, en dirección a la autopista AS-263. No hay más que seguir la acera hasta el parque del Rinconín (antigua plaza de toros)




Cruzamos el parque, dejamos la carretera de Cué y seguimos de frente, pasando por El Brao y este barrio de la Portilla.





Dejamos La Vega a nuestra derecha.



Seguimos subiendo hasta encontrarnos este cruce. Aquí abandonamos la carretera para tomar la pista que encontramos a nuestra izquierda.




Pronto entramos en un bosque donde podemos ver: castaños, avellanos, robles, fresnos... La pista, en gran parte asfaltada, es muy cómoda y fácil.



Mientras caminamos arropados por estos avellanos algún claro nos permite ver praderías donde las vacas pastan plácidamente.



Seguimos nuestro placentero paseo, disfrutando de estas bonitas flores, cuando de repente la lluvia hace acto de presencia, aunque no va a durar mucho.



Después de recorrer aproximadamente 3 Km entramos en el pueblo de Cué. A su entrada, tomamos la primera carretera a la derecha, para cruzarlo por su parte alta.





Llegamos al Lavadero de "San Fernando"



Detrás del lavadero se encuentra la fuente. Tanto la fuente como el lavadero fueron construidos en el año 1888. Siendo recuperados en el año 1982 gracias al esfuerzo de sus vecinos.




Continuando nuestro camino, llegamos a la bolera, custodiada por un castaño centenario, testigo de emocionantes partidas entre los vecinos del lugar.



En la bolera tomamos una pequeña carretera a la izquierda. Al llegar al alto las vistas son impresionantes. Al fondo la villa de Llanes.




Maravillosa vista: verde prado, vacas que pastan, el islote y el mar Cantábrico que se funde con un bonito cielo.




Vista desde arriba de la playa de Cué, con marea alta.



Y, si estas vistas fuesen poco, a nuestra espalda el pueblo de Cué situado a los pies de la sierra de su mismo nombre, el campo de Golf y al fondo la Sierra de Cuera.



Ahora, retrocedemos unos pasos, para tomar la pista que poco a poco nos bajará a la "Playa de Cué" o "Antilles"



Seguimos bajando por una empinada pista hormigueada y después de pasar por dos áreas con mesas y bancos ya comenzamos a saborear algo espectacular.




¡Es alucinante! La marea está alta y lo que vemos es una playa transformada en pequeñas calas alrededor de sus tres bellos islotes (Quicón, Castrucu y Ballena)



No queda más remedio que sentarse y dar rienda suelta a los sentidos, lo que se percibe y lo que se siente es indescriptible.



Esto es lo que en estos momentos queda de arena. Es una playa paradisíaca, de aguas verdes y cristalinas, temperatura ideal. ¡No se puede pedir más!


Después de un rato en silencio, solamente escuchando y sintiendo algo alucinante, nos disponemos a volver sobre nuestros pasos. Llegamos nuevamente al pueblo y ahora lo cruzamos por su parte baja.




Mientras recorremos estrechas calles vamos contemplando sus casas de arquitectura popular.



Dejamos el pueblo y ahora volvemos por la carretera que va la Llanes. Tomamos esta desviación a la derecha que nos llevará a la playa de Toró.



Con la tarde ya cayendo llegamos a esta no menos bonita playa de Toró y siguiendo la senda costera llegamos nuevamente a Llanes.







Ha sido una tarde inolvidable con un emocionante paseo circular y disfrutando de unas vistas increíbles. ¡La visita al pintoresco pueblo de Cué merece la pena!